Este artículo ha sido escrito por: Auri. La podéis seguir en instagram: @auri_go

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La alexitimia se encuentra presente en el 85% de personas en el espectro autista y se define como la incapacidad o dificultad para reconocer las propias emociones y, por tanto, poder expresarlas verbalmente. También se da en otros tipos de condiciones como depresión o TCA. En el ámbito científico, el problema se describe como un déficit para nombrar y reconocer mediante conceptos y nombres las emociones; y por tanto, se cree que está relacionado con las áreas del cerebro que procesan el lenguaje (en concreto las encargadas de asociar conceptos, especialmente las emociones, con palabras) o en la conexión que tienen éstas con el lóbulo límbico (encargado de las emociones).

Imagen: Máquina de escribir con una página escrita que pone repetidas veces: words have power.

Podemos dividirla en esas dos condiciones relacionadas: la dificultad para reconocer las emociones y la dificultad para expresarlas. Estoy segura de que muches autistas encontráis dificultades para expresar emociones, sentimientos, afectos, etc. Al menos en mi caso es algo que encuentro muy obvio en mí misma. También suele entenderse entre familiares de personas autistas que tenemos dificultad para expresar lo que sentimos, así como en profesionales de la salud que están informados sobre el tema.

Sin embargo, la otra parte de la alexitimia, es decir, el darse cuenta de que la dificultad se encuentra también, o incluso en mayor medida, en reconocer e identificar las propias emociones, y la forma de funcionar respecto a eso, no es algo tan conocido ni tan asimilado como debería ser, incluso en especialistas en este tema. Es decir, es fácil entender que a una persona autista le cuesta comunicar lo que siente, es algo relativamente conocido y aceptado. Sin embargo, muchas veces la dificultad no se encuentra en la comunicación sino en el proceso de reconocer las emociones, nombrarlas, entenderlas y asociarlas con otros conceptos de vivencias relacionadas.

¿Qué es lo que estoy sintiendo? ¿Qué emociones he tenido hoy a lo largo del día? ¿Cómo me he sentido respecto a ello? Ahora soy consciente de que no es fácil para mí responder a esas preguntas. Me cuesta catalogar lo que siento, etiquetarlo, darle nombre, relacionarlo con otras emociones y aspectos de mi vida. Y finalmente, expresarlo, tanto para mí misma como para les demás. Y actuar en consecuencia. Personalmente, encuentro más sencillo ver mi dificultad al expresar emociones. Relacionarlo y darme cuenta de que iba más allá, hasta mi manera de procesar, nombrar y catalogar emociones no ha sido fácil pero ahora lo comprendo y lo acepto.

Imagen: Hombre negro con camisa azul claro en gesto de estar pensando sobre fondo gris con interrogantes.

Muchas veces tardo más tiempo del normal en saber lo que quiero hacer a lo largo del día. Gasto mucho tiempo en saber qué me apetece hacer o qué debería hacer en las siguientes horas. Cuando tengo un problema emocional, ahora me doy cuenta de que lo primero que necesito hacer es saber qué siento, cómo lo siento y de dónde viene todo para poder procesarlo bien, darle un nombre, clasificarlo y catalogarlo en mi mente. Incluso a nivel comunicativo, muchas veces que une autista se bloquea y no se expresa, es básicamente, porque no sabe identificar lo que quiere expresar. Y por eso tardamos más tiempo que una persona neurotípica en generar una respuesta. Muchas veces, no se trata de aquello que llaman habilidades sociales, es decir, no es un problema comunicativo, sino que simplemente es imposible comunicar aquello que ni siquiera une misme entiende todavía, y aún no le ha puesto nombre ni lo ha identificado.

Y por supuesto, si a mí, que soy una persona autista consciente y que se dedica a estudiar estos temas me costó diferenciarlo en mí misma, me imagino que para otras personas como familiares o profesionales de la salud, incluso especialistas, debe ser muchas veces aún más difícil de diferenciar. De hecho, suele suceder que en situaciones en las que algo nos hace sentir mal, y después de un tiempo finalmente somos capaces de reconocerlo y expresarlo, las otras personas nos culpan por no haberlo comunicado antes, cuando nosotres ni siquiera nos habíamos dado cuenta de qué era lo que nos hacía sentir mal, y no lo hemos comunicado antes simplemente porque acabamos de procesarlo. Por ejemplo, nos hace sentir mal que entren en nuestra habitación sin permiso y que toquen nuestras cosas, cuando lo hacen nos sentimos mal, nos ponemos agresives, lloramos, nos molestamos básicamente, pero no entendemos por qué; cuando finalmente nos damos cuenta de que lo que nos sucedía era que nos molestaba eso, y finalmente somos capaces de comunicarlo, nos solemos encontrar respuestas del tipo “pues no sé a qué viene ahora esto, antes no te molestaba”, o bien, “no entiendo por qué no me has hecho saber esto antes, deberías habermelo dicho antes para que lo dejara de hacer”. Esto suele ocurrir mucho y en una gran cantidad de situaciones diferentes, y las personas alistas suelen pensar que no lo hemos comunicado porque no hemos querido, y nos culpan por ello, cuando realmente lo que ocurre es que hemos estado procesando lo que nos sucedía y eso nos ha llevado tiempo.

Imagen: reloj de arena roja sobre papel de periódico, la arena está cayendo.

Me imagino que todo esto es una realidad para muchas otras personas dentro del espectro autista. La realidad bastante ignorada de la alexitimia. Y no tiene necesariamente un cariz negativo ya que para reconocer emociones tenemos que hacer un esfuerzo CONSCIENTE. En cambio, les alistas lo hacen de forma más inconsciente. Si bien es cierto que el tener que reconocer conscientemente todas las emociones que te sobrevienen en un día es un trabajazo, al mismo tiempo el hecho de tener que hacerlo por narices para poder luego actuar y expresarnos nos hace más introspectives. Muchas veces este trabajo extra que hacemos para (re)conocernos nos beneficia, y nos podemos llegar a convertir en verdaderes expertes en autoanalizarnos o en analizar profundamente los diversos aspectos de nuestra psique.

Ahora bien, ¿Qué tiene que ver esto de la alexitimia con que a les autistas nos acusen de egoístas, sin empatía, etc.? Pues resulta que mucho. Y es que si nos cuesta entendernos a nosotres mismes, reconocer nuestras emociones, debido a la alexitimia, es también lógico que nos cueste reconocer las emociones que proceden de otra persona.

A pesar de todo, esto no es para nada un fallo o una dificultad en la empatía. Nuestras neuronas espejo funcionan perfectamente. Es decir, las emociones de les demás se nos contagian y las vivimos y sentimos de forma normal. El fallo o la dificultad se encuentra en conectar lo que sentimos con la parte del cerebro que lo procesa, lo etiqueta, lo cataloga y lo expresa. No es por tanto una dificultad en la empatía de por sí, sino una dificultad general en el procesamiento de las emociones. Y el hecho de que une autista no responda a una emoción de la misma forma o con la misma intensidad que la persona con la cual empatiza no invalida esto. Pues como ya hemos dicho tenemos dificultad en expresar dicha emoción.

Vemos a una persona llorar, nos cuenta lo que ha pasado y en esos momentos no sabemos lo que sentimos, si estamos tristes por le otre, tristes por nosotres mismes, enfadades por una posible injusticia, dolides por lo que haya pasado, asqueades… no sabemos. Y como no sabemos pues no expresamos y no actuamos. «¿Debería llorar también? ¿enfadarme? ¿sentir dolor? ¿decir algo para consolar a le otre?» muchas veces nos preguntamos este tipo de cosas que para les alistas son algo automático e inconsciente.

Imagen: Fragmento del rostro de una estatua de una mujer con la cabeza apoyada en la mano. Parece una estatua de mármol o similar, fondo claro nuboso.

Sin embargo, nosotres necesitamos procesar de forma consciente. Pero el hecho de que lo hagamos de esta forma no significa que no sintamos, que no nos emocionemos ni que no empaticemos. Por estos motivos, muchas veces reaccionamos de forma atípica a situaciones de dolor, miedo, estrés, etc. ajenos. Normalmente nos quedamos procesando la emoción, bloqueades, sin saber cómo actuar, y a raíz de eso nos suelen acusar falsamente de no tener empatía.

Por ejemplo, mi madre se cae y se da un buen golpe cayendo por las escaleras. Yo me quedo como medio minuto paralizada sin saber qué hacer. Antes de poder siquiera pensar en hacer nada ya me insultan diciendo que cómo puedo no ayudar. Otro ejemplo más complejo, me piden mis colegas que hagamos algo no planeado esa noche, no me dan el tiempo que necesito para saber si me apetece o no, deciden por mí, deciden por mí toda la noche, me pongo irritable y borde.

Para terminar, quiero recordar que hay otros motivos por los cuales nos acusan de falta de empatía (por ejemplo tener intereses restringidos o mala función ejecutiva), pero en este artículo quería exponer lo referente a la alexitimia. Espero que os haya gustado.

Descripción imagen de cabecera: Sobre fondo negro la silueta de una cabeza y un montón de círculos de colores.

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